CONTRATODO, Contra el silencio

Pablo Angel Lugo
4 min readDec 13, 2018

--

Contra el Silencio.

Un día del mes de diciembre del año 2013 nos encontramos de nuevo, quise regalarte una serie de dibujos que tenía de ti y quería volver a verte; tú querías pagarme los dibujos, ante mi negativa acepté que me invitaras a cenar a cambio de los dibujos.

La primera vez que nos besamos fue en uno de los pasillos del CCH Sur, en el año 2000, a los dos días de que me liberaran del Reclusorio Norte. Lloramos por buen rato y nos sentamos a charlar en una de esas bardas de piedra volcánica de la escuela. No sabíamos si me arrestarían otra vez o no.

Estuvimos juntos por poco más de un año. Arreglé tu cama, pues tu madre me pidió que lo hiciera. Insistía que era un poco vergonzoso escuchar el rechinido de la cama mientras nosotros nos entregábamos al amor. Me lo pidió sonriendo; es ahora, cuando yo escucho a mis vecinos tener sexo que entiendo esa sonrisa, la belleza de saber que hay personas que se aman, sí, que se aman físicamente. Era la misma sonrisa. Tu madre estaba contenta de que nos amáramos.

Pero eso nunca es suficiente, yo tenía muchas broncas, mucho odio en el corazón, la cárcel me envenenó… y me costó muchos años darme cuenta de eso. Y tú y yo estábamos muy jóvenes, y nos firmamos amor eterno en unos papeles que guardaste en tu diario, nos casamos, con testigos ausentes e impersonales. Poco nos duró.

“Lecciones de Piano”, Huecograbado sobre papel, 30 x 22 cm, 15/15, 2001

No vale la pena decir que perdí el apetito por mucho tiempo, de por sí era flaco, enflaqué más. No salí de la casa en unos 3 días, estaba enfermo, mi madre preocupada y adolorida. Nuestros padres amaban la idea de que tú y yo fuéramos pareja, nos conocimos de niños, nuestros padres eran amigos, la vida nos llevó por caminos diferentes, y después, tú y yo, sin saberlo, los reunimos. El destino, le decían ellos. El destino se acabó un miserable día.

Fue diciembre después de nuestra separación, llegaste con tu prima a mi escuela, organizábamos el baile de “Navidad”, son cubano en la explanada. Y allí estabas tú, de pie, hermosa, radiante, espectacular. Mi corazón subió de ritmo, estaba en una caída libre al ras del suelo. Y allí presente Sabrina, junto a mí. Nos abrazamos y charlamos, pude ver cómo Sabina se marchó, se alejó triste y cabizbaja, te dediqué un tiempo, muy poco, pues no sabía que hacer. Te dije que estaba con alguien más y te fuiste de la escuela. No nos volvimos a ver hasta 12 años después.

Ya lo único malo de que vengas y te vayas, es que tengo que irarte las nalgas. Dibujo, Lápiz Conté, 45 x 65 cm, 2001. Colección Privada.

Cenamos en un restaurante de la Condesa. Yo confirmé que seguía enamorado de ti, y que en verdad eres el amor de mi vida. Volvimos a charlar como si el tiempo no hubiese pasado, nos tomábamos de las manos, comimos, bebimos y nos sentimos. El tiempo fue poco para nosotros, para los camareros era eterno. Yo no te quería dejar, y sentía que tú tampoco. Yo me acababa de separar de Sabrina después de 10 años, y tú estabas a punto de casarte.

Yo regresé a Londres antes de año nuevo de aquel diciembre que cenamos juntos. En el vuelo tome una bolsa de malestar y te escribí una carta. Te escribí que te amaba. Entre muchas otras cosas, pero básicamente eso, que te amaba. Pero ya no eramos los de antes, eramos adultos y teníamos compromisos, yo seguía soñando con escapar y tú… no lo sé. Sólo sé que después de leer mi carta desapareciste de mi teléfono, y del internet que todo mira. Aun puedo preguntar por noticias básicas a tu prima. Ella me dice que estás bien y que ahora eres madre.

A pesar de lo que se pueda creer, estoy feliz, me da gusto que estés bien, que estés contenta, tu familia, tu amor es inmenso y crece más. Hoy estoy triste, no por ésto, estoy triste en general, es un día nostálgico y decidí entregarme a la melancolía escribiendo sobre ti. Y no sé cómo terminar ese texto, al igual que no supe como despedirme esa última cena, queriendo besarte y pidiéndote con la mirada que me pidieras que me quedara, que no volviera a Inglaterra. Deseaba tanto que me pidieras mandar todo a la mierda y quedarme. Lo hubiera hecho, sin dudarlo un segundo. Por eso el silencio no debería existir. Ni la monogamia. El amor no es una lata de cocacola.

Pero debí yo haberte preguntado si querías que me quedara. Por lo menos hoy no tendría la duda. Y la certeza de que estamos ambos en el lugar que podemos estar.

Contra el silencio es precisamente eso, buscar la certeza, saber que tú no me querías en México y que yo podría seguir sabiendo de ti. Sólo eso. Sin más. Saber de tus hijos, de tu pareja, de tu madre y tus hermanos, de cierta forma seguir siendo parte de tu vida; o al menos saber porqué no deseas que lo sea.

No me debes nada, y supongo que yo no te debo nada, estamos en paz, esa paz silenciosa del mexicano. No se habla de las cosas del corazón. Sólo cuando se está muerto y se le pone una ofrenda. Sirva pues este texto para desahogarme y decir que te amo, y que mi amor no necesita poseerte para que exista. ¡Eso respondería al buen Oliverio Girondo!. Te amo porque no te necesito, te amo porque no estoy allí, te amo porque no te estorbo. Me gusta pensar que mi amor es libertad.

Pablo Angel Lugo.

Londres 15 de septiembre, 2018.

Mi agradecimiento a Tatiana Yedid por tomarse el tiempo para comentar éste texto y sus errores.

--

--

Pablo Angel Lugo
Pablo Angel Lugo

Written by Pablo Angel Lugo

0 Followers

Chilango and Londoner contemporary artist, E.T. syndrome that means that one day after the PhD he will go back home, now he has to figure out where home is.

No responses yet